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La baraja española tiene su origen hace muchos siglos atrás,el cual se une con todos los otros tipos de naipes: la baraja inglesa, francesa y especialmente el tarot. Los primeros registros de pedazos de papiro, cartón o algún otro material con dibujos y símbolos se recogen en la china del año 600 de nuestra era, en plena dinastía Tang. Se dice que la aristocracia china solía jugar diversos juegos con cartas de tamaño grande y con curiosos ideogramas.

Pronto, este sistema de juego se expandió al medio oriente, cambiando de diseños y de significados hasta llegar a Europa en la Edad Media, de manos de los cruzados y los viajeros quienes quedaron fascinados con ellas. Son los habitantes del sultanato de los mamelucos de Egipto,quienes más influenciaron en el diseño que aún preserva la baraja española: espadas, copas y monedas o pentagramas y que pronto se trasladó hacia el viejo continente.

La baraja francesa nació en Francia cerca del siglo XV. Como ocurre con el caso de la baraja española, la baraja francesa es una clara ascendente de la baraja del tarot, por ello, sigue utilizándose hoy en día para descifrar el enigma de los acontecimientos futuros. La baraja española se inventó primero que la francesa y se dio a conocer en toda Europa, más tarde entró en juego la baraja francesa, justo en los tiempos de Carlos VII.

Los dados también forman parte de la cultura de las artes adivinatorias, basándose la técnica en la tirada de una cierta cantidad de dados definidos, echados a la suerte sobre alguna superficie. Los dados son considerados los espejos ocultos del universo,señalando la interrelación entre el orden universal y lo individual, dicho en palabra modernas, entre el orden implicado y el orden explicado de la actual física cuántica, donde existe una nueva noción del orden.

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